La pitada que sufrió Don Juan Carlos el domingo durante la final de la Copa del Rey de Baloncesto en Vitoria ha abierto el debate sobre la conveniencia de castigar estas conductas, que no es la primera vez que se plantean.
«Deberían existir sanciones para ese tipo de actos, que lo que hacen es ofender a símbolos que son de todos los españoles, a símbolos del Estado», señaló la secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal, una iniciativa que ha sido secundada por otros dirigentes populares, como el presidente de la Comunidad de Madrid, Ignacio González.
Regular esta cuestión no es fácil, admiten fuentes de la Audiencia Nacional consultadas por ABC, pues cualquier intento de hacerlo chocaría de lleno con el derecho a la libertad de expresión, que es lo que sistemáticamente viene manteniendo este tribunal a lo largo del tiempo. De hecho, y según confirman fuentes judiciales, en la Audiencia Nacional ninguna denuncia o querella interpuesta con motEl motivo, dicen las fuentes citadas, es que una pitada, aunque haya sido organizada, como fue el caso de la de Mestalla (Valencia) en 2009, en la que se repartieron 50.000 silbatos, no se puede considerar un delito de ultraje a España, sino de injurias al Rey(acción o expresión que menosprecie su figura), y salvo que se trate de insultos al Monarca (como ha sucedido en otros procedimientos penales que sí han acabado en juicio), el delito decae siempre frente a la libertad de expresión. Además, coinciden varias de las fuentes consultadas, debe ser así, pues la Monarquía, como institución que es, «también debe estar sujeta a la crítica».
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